La Paz, 02 de septiembre de 2024 (BOLNEWS). – La mañana de este lunes, un grupo de campesinos conocidos como los «ponchos rojos» protagonizó un violento intento de toma de la sede de la Federación Tupac Katari en la ciudad de La Paz, dejando un saldo de siete policías heridos. Los incidentes ocurrieron en la zona de San Pedro, a pocos metros de las instalaciones de la mencionada organización campesina.

La movilización fue encabezada por David Mamani, un dirigente que había sido desconocido por sus propias bases campesinas en julio pasado. A pesar de esta situación, Mamani lideró la protesta que derivó en enfrentamientos con la Policía. Según el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, «el camino de la violencia y el enfrentamiento nunca será el camino», al tiempo que confirmaba el reporte de siete policías y dos civiles heridos durante los disturbios.

Los manifestantes, que reclamaban el control de la sede, lograron romper un cordón de seguridad policial, lo que obligó a las fuerzas del orden a usar agentes químicos para dispersarlos. La situación de violencia generó preocupación entre los residentes de la zona, quienes se vieron afectados por los gases lacrimógenos y el caos generado durante el enfrentamiento.

“El origen de estos actos está bajo investigación. Lamentamos que, por intereses mezquinos y personales, el pueblo deba sufrir”, reprochó Del Castillo, señalando que estos hechos de violencia son inaceptables y deben ser condenados por todos los sectores de la sociedad boliviana.

Este conflicto surge en un contexto de tensiones internas dentro del movimiento campesino. David Mamani, el líder de la movilización, había sido rechazado por sus bases en julio, lo que refleja una fractura interna en las organizaciones campesinas. La falta de consenso sobre su liderazgo y la pugna por el control de la Federación Tupac Katari parecen haber desencadenado estos actos de violencia.

Por otro lado, la sede de la Federación Tupac Katari, un espacio emblemático para las organizaciones campesinas, se ha convertido en un punto crítico de disputa. La intención de tomarla por la fuerza no solo refleja la lucha por el poder dentro de estas organizaciones, sino también la urgencia de encontrar soluciones pacíficas y democráticas a los conflictos internos.

Las autoridades han hecho un llamado a la calma y han advertido que no tolerarán actos de violencia que pongan en riesgo la seguridad de los ciudadanos y el orden público. “Estamos trabajando para identificar a todos los responsables y asegurar que se haga justicia”, agregó Del Castillo, adelantando que se tomarán medidas para evitar que estos hechos se repitan.

El gobierno boliviano se enfrenta ahora al reto de mediar en un conflicto que involucra no solo intereses políticos y de liderazgo, sino también demandas sociales que deben ser atendidas de manera inclusiva y respetuosa. La situación en La Paz sigue siendo tensa, y se espera que las investigaciones en curso arrojen luz sobre los motivos detrás de estos actos violentos y las posibles soluciones para garantizar la paz y la estabilidad en la región.

 

RG
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