“Todo embarazo arriesga la vida de cualquier mujer”, indicó la psicóloga Marynés Salazar, quien explicó que en el caso de la niña de 11 años víctima de una violación, existe muchísimo más riesgo ya que su cuerpo no está preparado para un embarazo.

Ella planteó que la educación sexual sea incorporada como política pública.

La terapeuta, entrevistada en el programa “Primer Plano”, de Bolivia Tv, indicó que existe también un riesgo emocional, que el ser madre es un proceso social, no una misión, y que imponer la maternidad a una menor es poner una carga que no corresponde a una niña.

La especialista alertó que lo sucedido con la menor violada y embarazada, no es un caso aislado ya que se tiene registro de un incremento de embarazos precoces en niñas de 11 a 14 años de edad pese a que sus cuerpos no están preparados para la gestación.

Dijo que la violencia sexual contra menores, también se manifiesta en la hipersexualización (concursos de bellezas con menores de edad), acoso (piropos), considerar a los menores como parejas y la violación sexual que “deja huellas muy profundas y mucho más cuando su cuerpo no está preparado para un embarazo”.

Explicó que todo embarazo, debido a que es un riesgo para cualquier mujer, debe ser decidido, trascurrir en un cuerpo desarrollado y emocionalmente aceptado.

Dijo que el útero, el órgano femenino encargado de la gestación, es del tamaño del puño de la mujer, por lo que el útero de la niña de 11 años es pequeño. Esta situación pone en “muchísimo más riesgo la vida de la niña”, indicó.

Consultada sobre las señales que los padres pueden detectar si es que existe un abuso sexual, dijo que entre ellas están que la o el menor es reticente a los abrazos y muestras fraternales, rechaza a ciertas personas, puede presentar infecciones en su aparato genital, suele contar el caso como si le ocurriese a una amiga o, a veces, puede decir de frente. Ante ello, los padres deben creer lo que diga la o el menor, indicó.

Sobre la mejor forma de prevención, la especialista sugirió incorporar la educación sexual como política pública, que los padres hablen de la sexualidad con sus hijos sin temor y que el aparato genital de los menores solo puede ser tocado o limpiado por los menores, por nadie más, ni siquiera por sus padres, indicó.

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