El escándalo de las vacunaciones contra el COVID-19 a autoridades de Perú antes de que comenzara la campaña de inmunización causó el domingo la renuncia de la canciller Elizabeth Astete, la segunda ministra que cae en un caso que puede salpicar a muchos otros funcionarios.

«He presentado al señor Presidente de la República mi carta de renuncia al cargo de ministra de Relaciones Exteriores», dijo Astete en un comunicado que difundió en su cuenta de Twitter, en el que afirmó que fue un «grave error» haberse vacunado el 22 de enero.

Francisco Sagasti anunció minutos después que había aceptado la dimisión de la jefa de la diplomacia peruana, que sigue a la renuncia de la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, el viernes.

«Esta noche he recibido la carta de renuncia de la canciller Elizabeth Astete, la que he aceptado», tuiteó el mandatario.

«Me siento indignado y furioso por esta situación que pone en peligro el esfuerzo de muchos peruanos», dijo después el mandatario al canal América Televisión.

La tormenta política se desató el jueves cuando un diario limeño publicó que el entonces presidente Marín Vizcarra había sido vacunado en octubre, semanas antes de que fuera destituido por el Congreso en un juicio político relámpago.

La revelación levantó una ola de críticas del Congreso al gobierno, lo que llevó a la renuncia de Mazzetti, quien era titular de Salud de Vizcarra y quien continuó en el puesto con Sagasti.

Aunque en otros países presidentes y funcionarios se han vacunado en público para dar el ejemplo a la población, en el caso peruano las críticas van dirigidas a que miembros del gobierno recibieron las dosis sin comunicarlo y cuando aún no arrancaba la campaña de vacunación formal.

Sagasti, de 76 años, se vacunó en público el martes, en el primer día de inmunización al personal sanitario, ocasión en que incentivó a los peruanos a seguirle.

Todavía no hay fecha para el inicio de la vacunación a la población general, pues el país cuenta por ahora solo con un millón de dosis de la vacuna china de Sinopharm.

Tras la revelación de que se había vacunado, el popular expresidente Vizcarra (2018-2020), que busca un escaño en el Congreso en los comicios de abril, se defendió diciendo que fue voluntario en el ensayo clínico de Sinopharm, como miles de otros peruanos.

Pero este domingo la universidad a cargo del ensayo negó que el exmandatario o su esposa hubiesen sido voluntarios.

«El señor Martín Vizcarra y la señora Maribel Díaz Cabello no forman parte del grupo de 12.000 voluntarios sujetos de investigación», dijo en un comunicado la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

Los medios peruanos especulan que pueden ser numerosos los funcionarios inmunizados anticipadamente, pues Sinopharm proporcionó además de las vacunas del ensayo, otras 2.000 dosis para el personal a cargo del estudio y para miembros del gobierno peruano.

«No he sido vacunada»

Las versiones de que son más los funcionarios vacunados llevaron este domingo a la jefa de gabinete, Violeta Bermúdez, y a otros 12 ministros de Sagasti a informar que ellos no han sido inmunizados.

«Con transparencia declaro bajo juramento que no he sido vacunada contra la COVID-19», tuiteó la número dos del gobierno peruano.

El escándalo estalló mientras Perú enfrenta la segunda ola de la pandemia, que cuadruplicó los contagios y decesos desde diciembre, y generó una aguda escasez de oxígeno medicinal.

El gobierno de Sagasti aspira a vacunar a 10 millones de personas antes de finalizar su período constitucional en julio, y anunció que ya están contratadas 48,24 millones de dosis de vacunas, de las que se han recibido solo el primer millón.

Perú acumula hasta este sábado 43.491 fallecidos por COVID-19, con 1,22 millones de casos confirmados y 1,13 millones de personas recuperadas.

El sistema de salud se encuentra saturado con 14.222 hospitalizados y un déficit de 20% de oxígeno medicinal.