BOLNEWS, 16 de diciembre de 2024

Bolivia vive un momento histórico en el que los avances en materia de justicia social, soberanía alimentaria y desarrollo energético se entrelazan con desafíos políticos y económicos que demandan una reflexión profunda. En los últimos meses, el Gobierno nacional ha impulsado iniciativas que reflejan su compromiso con los principios del socialismo comunitario, pero también ha enfrentado tensiones que ponen a prueba la unidad del pueblo y la capacidad del Estado para garantizar el bienestar de todas y todos los bolivianos.

Uno de los logros más destacados es la consolidación de Bolivia como el primer exportador mundial de castaña, con ventas récord de $us 146 millones entre enero y octubre. Este éxito no solo fortalece la economía nacional, sino que también beneficia a las comunidades de Beni y Pando, principales productoras de este superalimento. Sin embargo, este logro contrasta con la persistente escasez de productos básicos como el arroz y el aceite, que ha obligado al Gobierno a implementar medidas urgentes, como la importación de 60 mil toneladas de arroz y la suspensión temporal de las exportaciones de aceite. Estas acciones, aunque necesarias, revelan la vulnerabilidad del sistema de abastecimiento y la necesidad de fortalecer la producción nacional para garantizar la soberanía alimentaria.

En el ámbito energético, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha agilizado la importación de combustibles con más de 200 notas de no objeción, facilitando el acceso a recursos estratégicos para los sectores productivos. Esta medida, junto con la participación de Bolivia en iniciativas regionales como Agroalba y Petrocaribe, demuestra el compromiso del Gobierno con la integración latinoamericana y la promoción de un modelo de desarrollo sostenible. Sin embargo, la dependencia de las importaciones de combustibles y la necesidad de aumentar la producción interna plantean desafíos que requieren una planificación a largo plazo y una inversión significativa en tecnología e infraestructura.

En el plano político, las elecciones judiciales del 15 de diciembre marcaron un hito en la consolidación de la democracia participativa. La Misión de Observadores del Parlamento del Mercosur (Parlasur) destacó la transparencia del proceso, pero señaló la necesidad de una mayor difusión de información sobre los candidatos para fortalecer la participación ciudadana. Este llamado a la transparencia y la inclusión debe ser atendido con urgencia, ya que la legitimidad de las instituciones depende de la confianza que el pueblo deposite en ellas.

No obstante, la polarización política y los intentos de división de las organizaciones sociales, como los denunciados por el presidente Luis Arce en El Alto, representan un riesgo para la unidad del país. La Central Obrera y otras organizaciones sociales han sido históricamente pilares de la lucha por la justicia y la soberanía, pero su fragmentación podría debilitar la capacidad del pueblo para defender sus derechos frente a intereses externos y grupos de poder.

En este contexto, es fundamental que el Gobierno nacional refuerce su compromiso con la justicia social, la transparencia y la participación ciudadana. Las políticas públicas deben priorizar la soberanía alimentaria, el desarrollo energético sostenible y la inclusión de los sectores más vulnerables, especialmente las comunidades indígenas y campesinas. Asimismo, es imperativo fortalecer las instituciones democráticas y garantizar que los procesos electorales sean transparentes y accesibles para toda la población.

Bolivia se encuentra en una encrucijada en la que los avances logrados pueden consolidarse o verse amenazados por la polarización y la desconfianza. El camino hacia el socialismo comunitario requiere no solo de políticas públicas efectivas, sino también de la unidad y la participación activa del pueblo. Solo así será posible construir un futuro de equidad, justicia y soberanía para todas y todos los bolivianos.

En este momento crucial, el llamado es a la unidad, la reflexión y la acción colectiva. Bolivia tiene la capacidad de superar sus desafíos y consolidar un modelo de desarrollo que priorice el bienestar del pueblo y la defensa de los recursos naturales. El socialismo comunitario no es solo un proyecto político, sino una apuesta por la vida y la dignidad de las futuras generaciones.

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