Londres – Inglaterra
La colombiana Mariana Aristizábal debía retomar su trabajo en Londres dentro de una semana, pero este lunes entraron en vigor estrictas medidas contra el coronavirus en las fronteras británicas, con costosas cuarentenas en hoteles, multas y penas de cárcel, que como a muchos residentes le imposibilitan regresar.
«Teniendo en cuenta los costos de la nueva cuarentena es absolutamente imposible», dice a la AFP desde Bogotá esta actriz y directora de 30 años que lleva cinco viviendo en Londres, donde el pasado marzo presentó su obra The Two Of Us en el Theatre Deli Broadgate.
«Tenemos una serie de proyectos programados para 2021» y «es bastante frustrante», afirma. Pero, además, «de alguna manera me dejé a mí también ahí» porque «extraño mi vida allá», dice.
Tras el descubrimiento de las nuevas cepas brasileña y sudafricana, el Reino Unido prohibió las llegadas desde 33 países de una «lista roja» que incluye toda Sudamérica, Panamá y Portugal.
Pero no puede impedir regresar a británicos y residentes extranjeros, así que desde este lunes todo el que llega es trasladado directamente del aeropuerto a un hotel donde debe permanecer 10 días, pagando unas 1.750 libras (2.400 dólares, 2.000 euros).
Reciben las comidas en la habitación y deben someterse a dos pruebas de COVID-19, en el segundo y octavo día. Todo resultado positivo prolonga la cuarentena 10 días más.
«No puede ser fácil para ellos estar encerrados en una habitación 10 días, sin ir a ningún lado, así que realizamos comprobaciones, nos aseguramos de que están bien», explica Charlie Islam-Harry, directora del Hotel St Giles, junto al aeropuerto londinense de Heathrow, que espera formar parte del programa.
En su recepción, una cámara térmica capta si el recién llegado tiene fiebre, hay desinfectante de manos junto a los ascensores y se realiza un protocolo especial de limpieza.
Pero «en un momento donde todos estamos muy cortitos de trabajo», el coste es inaccesible para muchos como Aristizábal, que pagó 500 libras por un billete de ida y vuelta para ir a ver a su familia en diciembre.
También para Santiago Peluffo, en una situación similar en Buenos Aires. «Yo no puedo pagar 1.750 libras de hotel cuando tengo mi propia casa en Londres», dice este escritor argentino de 35 años, residente en el Reino Unido desde 2012.
Se pregunta, indignado, «la razón por la cual la prohibición corre para todo el continente» cuando países como Argentina tienen cada vez menos casos. Y denuncia «discriminación», geográfica y económica.
Diez años de cárcel
¿Alternativas? Pocas.
El vuelo de Mariana, previsto para el 22 de febrero, pasaba por Madrid y podría haberse quedado allí «en casa de una amiga» durante 10 días antes de volver a Londres. Pero la Unión Europea solo deja entrar a nacionales y residentes y como tras el Brexit el Reino Unido está fuera, ella también.
Negarse a la cuarentena implica una multa de hasta 10.000 libras.
Y mentir en el formulario de llegada ocultando haber estado en un país de la «lista roja», una pena de prisión de hasta 10 años.
Para Peluffo «es ridículo».
Para el británico Dominic Grieve, ex procurador general (ministro que asesora al gobierno en cuestiones legales) «es totalmente desproporcionado».
«La realidad es que nadie obtendría esa sentencia de todos modos, los tribunales simplemente no la van a imponer», dijo a la BBC tras el estrepitoso anuncio por el ministro de Sanidad, Matt Hancock, que suscitó fuertes críticas.
«Solo hay que fijarse en los delitos que tienen penas de un máximo de 10 años», subrayó Grieve, que incluyen posesión de armas de fuego o administración de veneno. Tráfico de armas o abandono de niños menores de dos años conllevan un máximo de cinco.
«No me disculpo por la fuerza de estas medidas», afirmó Hancock, cuyo gobierno ha sido muy criticado por su lentitud y falta de firmeza ante una pandemia que ha dejado unos 117.000 muertos en el país más castigado de Europa.
Mientras tanto, Mariana busca soluciones para no echar a perder la vida que construyó en Londres.
Tiene una visa temporal de trabajo pero para poder solicitar la residencia permanente no debe estar fuera del país más de seis meses.
Si las cuarentenas hoteleras se prolongan mucho «hasta ahí llegó mi vida en Inglaterra», dice preocupada.
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