Los servicios secretos de Dinamarca ayudaron presuntamente a Estados Unidos (EEUU) a seguirle los pasos a la canciller alemana, Angela Merkel. Es la conclusión a la que llegan el diario alemán Suddeutsche Zeitung y las cadenas públicas germanas NDR y WDR sobre un escándalo que se remonta a 2013.

La prensa apunta a que los servicios secretos de Dinamarca cooperaron con la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos durante la era Obama.

El país europeo no solo estaba al corriente del espionaje, sino que participó en las escuchas al teléfono de la canciller y al de su entonces ministro de Exteriores y actual presidente germano, Frank-Walter Steinmeier. También ayudó a la NSA a seguirle la pista a los líderes de Noruega y Suecia.

«El grupo de inteligencia danés realizaba el espionaje con total secretismo para impedir que el organismo de seguridad se enterara», dijeron las fuentes de WDR, según un reporte de Sputnik News.

«Este caso puede ser el mayor escándalo en la historia de la inteligencia danesa», señaló uno de los informadores.

A su vez, el Gobierno de Alemania se negó a comentar la supuesta vinculación de Dinamarca en el espionaje de Estados Unidos a Merkel y otros políticos europeos entre 2012 y 2014.

«El Gobierno alemán no comenta las cuestiones relacionadas con las actividades de los servicios de inteligencia», dijo el portavoz del Ejecutivo, Steffen Seibert, al comparecer ante la prensa.

Seibert se limitó a decir que el Gobierno ha tomado nota de las revelaciones de los medios.

Por su parte, la ministra de Defensa danesa, Trine Bramsen, declaró que para su país las acciones en contra de sus aliados resultan inaceptables, y Copenhague se mantiene fiel a ese principio.

«El Gobierno danés no hará comentarios sobre las especulaciones de los medios sobre nuestros servicios de inteligencia. La posición del Gobierno danés es clara: los ataques sistemáticos contra nuestros aliados cercanos son inaceptables. Ese es un principio básico que siguen las autoridades danesas», dijo Brahmsen en un comunicado.

Según estableció la prensa alemana, la inteligencia de Dinamarca dio acceso a los estadounidenses a una instalación especial cerca de Copenhague desde la que se realizaban las escuchas y se podía conectar a los cables submarinos de los proveedores de Internet. En el radar del espionaje estaban también los Ministerios de Exteriores y de Finanzas de Dinamarca, así como una compañía del sector de la defensa.

El Gobierno danés fue informado a más tardar en 2015 de la colaboración con los estadounidenses para espiar a políticos de Suecia, Noruega, Países Bajos, Francia y Alemania.

Desde la oficina de Angela Merkel se negaron a comentar esos hechos. Francia exigió el 31 de mayo que se estudien los datos vertidos por la prensa.

El escándalo del espionaje amigo entre EEUU y Alemania salió a relucir en 2013, y empañó las relaciones entre Berlín y Washington. Merkel lo tachó de «inaceptable espionaje entre amigos». El propio Suddeutsche Zeitung y las cadenas NRD y WDR fueron quienes en 2013 publicaron el escándalo citando varios archivos filtrados de WikiLeaks.

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