En 2009, la nueva Bolivia vio la luz. Con la promulgación de la Constitución Política del Estado, redactada por vez primera en una Asamblea Constituyente que contó con la representación de todos los sectores de la sociedad incluidos los pueblos indígenas, relegados en 1825; con ello se sepultó el modelo Colonial que arrastró la República por más de 180 años.

El politólogo e internacionalista Hugo Siles define como histórico ese momento porque abrió el sendero de la construcción del Estado Plurinacional con el reconocimiento de la Democracia Comunitaria y con ello la autodeterminación de los pueblos indígena originario campesinos a través de las autonomías.

“La nueva Constitución Política del Estado, el año 2009, deja atrás, sepulta el modelo colonial, dependiente de la República, principalmente en sus estructuras e instituciones del Estado que en otrora estaban adaptadas a un modelo de subordinación”, afirmó Siles.

Uno de los hechos trascendentales del nuevo texto constitucional es el reconocimiento de las 36 naciones que habitan en el país, que fue negado en la Colonia y en la etapa republicana.

“La visibilización de los derechos de los pueblos indígena originario campesinos es todo un cambio en los procesos sociales y económicos del país”, destacó Siles.

Con ese reconocimiento la participación del bloque nacional-popular trascendió de la letra escrita al debate político con la presencia en el Órgano Legislativo.

Pero esta conquista social fue construida a lo largo de la Historia de Bolivia.

La instauración de la democracia en 1982 supuso la superación del modelo político anterior a la Revolución Nacional de 1952 basado en elecciones con el voto calificado, asambleas y convenciones nacionales para designar a los gobernantes.

Si bien la Revolución Nacional instituyó el «voto universal», la democracia que se aplicó fue incipiente, con líderes y partidos proscritos, e inestable por los sendos golpes de Estado, que en su mayoría instituyeron dictaduras militares, y las cesiones de mando que dieron pie a Gobiernos civiles débiles.

En octubre de 1982 el Parlamento entregó la Presidencia al izquierdista Hernán Siles que en 1980 ganó la elección nacional, en un proceso que se interrumpió por el golpe de Estado del militar Luis García Meza.

El Gobierno de Siles tuvo que afrontar una creciente inflación, las disidencias en su coalición, la Unidad Democrática Popular (UDP), y la oposición del Parlamento, por lo que tuvo que acortar su mandato de cuatro a tres años y convocar a elecciones.

Elecciones y pactos

En las elecciones de 1985, el exdictador Hugo Banzer (ADN) obtuvo el 28,57% y Víctor Paz Estenssoro (MNR) el 26,42%, pero este pudo ser electo presidente en el Congreso tras firmar un acuerdo con el MIR de Jaime Paz Zamora.

En los comicios de 1989 ningún candidato tuvo más del 50%, Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR), más conocido como Goni, logró el 23%, ADN y el MIR menos del 20%, en este caso el tercero fue el ganador, Banzer hizo presidente a Paz Zamora, quien optó por olvidar “los ríos de sangre”.

En las elecciones de 1993, ganó Sánchez de Lozada que aplicó la participación popular, traspasando parte de la responsabilidad del Estado a los municipios. También inició la entrega de las empresas públicas a capitales externos.

Banzer ganó las elecciones del 1 de junio de 1997 y fue posesionado presidente ese año. Gobernó hasta el 6 de agosto de 2001, renunció a su mandato por padecer cáncer. Asumió su vicepresidente Jorge “Tuto” Quiroga

El binomio Goni-Carlos Mesa (MNR) logró el primer lugar en las elecciones de 2002. Asumieron el 6 de agosto de ese año después de establecer una alianza con el MIR, UCS y MBL.

En febrero de 2003, al anunciar la aplicación del impuesto al salario se registraron violentas protestas, meses después en octubre se agudizaron las movilizaciones y bloqueos en El Alto, en rechazo a la exportación de gas por puertos chilenos. Goni sacó a las Fuerzas Armadas a las calles, dejando como saldo más de medio centenar de muertos.

El 16 de octubre de 2003, el MIR y NFR le quitan su apoyo y le piden su renuncia, por lo que Goni antes de abandonar el país, rumbo a Estados Unidos, decide dejar su cargo a disposición del Congreso Nacional. Mesa, en su condición de Vicepresidente, asume la Presidencia el 17 de octubre de ese año y dimite el 9 de junio de 2005.

Ante la renuncia de Mesa, se aprestaban a sucederle en el poder Hormando Vaca Díez, presidente del Senado (MIR) o Mario Cossío, de la Cámara de Diputados (MNR), pero la movilización social bloquea dichas aspiraciones y asume Eduardo Rodríguez Veltzé, presidente de la Corte Suprema de Justicia, que gobierna desde el 9 de junio de 2005 hasta el 21 de enero de 2006, después de convocar a elecciones, las mismas que fueron ganadas de manera incuestionable por Evo Morales Ayma, del MAS-IPSP, que obtuvo el 53,7%; luego en 2009 es reelecto con el 64% y el 2014 con el 61%.

En 2019, se registra la ruptura del orden constitucional. Movilizaciones apoyadas y financiadas por actores de la oposición, con la aquiescencia de las Fuerzas Armadas y una Policía amotinada, obligan a Morales a dimitir el 10 de noviembre de 2019.

En la efervescencia, policías arrancan las wiphalas de sus uniformes y un grupo de movilizados quema la misma enseña en la plaza Murillo.

Dos días después, el 12 de noviembre de 2019, la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine Áñez, sin respetar los reglamentos del Legislativo y la Constitución, se autoproclama titular del Senado y luego presidenta del país. Arropada por los cívicos y sus colegas de Unidad Democrática, y cargada de una biblia irrumpe en el Palacio Quemado e inicia su gobierno dando inmunidad a las Fuerzas Armadas.

Investidos de ese respaldo, los militares y policías disparan a matar a los movilizados de Sacaba, Cochabamba, y Senkata, El Alto, en hechos que luego el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) definirá como masacres por la muerte a bala de más de una veintena de personas.

El retorno

El 18 de octubre de 2020 se realizaron las elecciones generales. El MAS, con su binomio Luis Arce-David Choquehuanca, obtuvo mayoría absoluta con el 55,11 % de los votos, con una distancia nítida respecto a Comunidad Ciudadana, que solamente logró el 28,83%. La diferencia fue mayor al millón y medio de votos, puesto que 3.394.052 ciudadanas y ciudadanos dieron su apoyo a Arce, contra 1.775.953 que optaron por Mesa.

“Los resultados confirmaron la supremacía electoral del MAS-IPSP y su control de la Asamblea Legislativa Plurinacional, aunque sin alcanzar los dos tercios en las cámaras de Diputados y Senadores. Este triunfo ratificó la condición del MAS-IPSP como única fuerza de carácter nacional que se asienta en su significativa presencia territorial en casi todos los municipios y en un nivel de apoyo muy elevado en las zonas rurales dispersas y en los pueblos pequeños (…) y el importante aporte electoral de los centros urbanos metropolitanos y de las localidades intermedias, principalmente en el occidente”, afirma el sociólogo Fernando Mayorga en su libro Resistir y Retornar, Avatares del proceso decisional en el MAS-IPSP (2019-2021).

Y agrega que, “sin duda, desde los comicios generales de 2005, el voto campesino indígena, sobre todo aymara y quechua, es la base de las victorias del MAS-IPSP, que le permitieron convertirse en la fuerza representativa del campo nacional-popular”.

El Estado Plurinacional

El proceso constituyente boliviano dio vida al reconocimiento de la plurinacionalidad de Bolivia, pero también a cimentar los términos de soberanía y nacionalización.

Siles recordó que en el pasado se “importaban modelos económicos”, se copiaban las formas de enseñanza y las leyes venían ya preestablecidas para su aplicación en Bolivia.

En cambio, ahora se edifica un Estado que tiene relación con la identidad y cultura del bloque nacional-popular. “No es un Estado que haya basado su construcción en un modelo importado como sucedía en el pasado”, insistió.

El Modelo Económico Social Comunitario Productivo es resultado de esa construcción colectiva que incluye la recuperación de los saberes de los pueblos indígena originario campesino y que le permitió a Bolivia consolidar una estabilidad y mayor crecimiento en los últimos años.

“Ello permitió, por ejemplo, que más de dos millones de bolivianos salieran de la extrema pobreza, indicadores que nadie puede rebatir”, afirmó Siles.

A quienes sostienen que el Estado Plurinacional concluyó su ciclo, el analista les recordó que el modelo político y económico aún está en construcción y que las propuestas de marchar al federalismo, por ejemplo, son por ahora una consigna y una narrativa que no tiene base.

“No hay, en el corto plazo, opciones de cambiar el modelo y menos que tengan el respaldo electoral necesario, es por eso que el Movimiento Al Socialismo, la izquierda en el país, ha seguido ganando elecciones que la oposición difícilmente puede alcanzar”, enfatizó.

Los retos

Al conmemorarse 14 años del Estado Plurinacional, el analista propone al menos cuatro  tareas a cumplir: concretar los objetivos de la Agenda Patriótica del Bicentenario que incluye, por ejemplo, acabar con la extrema pobreza.

En ese campo, Siles propone fijarse las acciones y de más largo aliento, quizás hasta el 2050.

La segunda tarea que identifica el analista es la industrialización que debe tener como pilares el litio y el hierro.

“Hay que proyectar la nueva vocación que va a tener el país en el manejo de estos recursos estratégicos”, sostuvo.

También sugiere hacer ajustes para profundizar las autonomías y la necesaria reforma a las instituciones de la justicia.

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