Los actores políticos que participaron en la ruptura institucional en noviembre de 2019 fueron convocados por el Ministerio Público para que presenten su declaración informativa en el marco del juicio Golpe de Estado I.
El coordinador del Comité impulsor del juicio, Aldo Michel, dijo que el quiebre constitucional “fue un proceso planificado” y que también fue “planificada la reunión del 10 de noviembre en la Universidad Católica de La Paz”.
Los hechos se iniciaron cuando cívicos cruceños, al mando del millonario Luis Fernando Camacho, impulsaron un paro y la toma violenta de instituciones públicas.
Al mismo tiempo, la Policía iniciaba un motín en Cochabamba y el Alto Mando de las Fuerzas Armadas se insubordinaba.
Luego se supo, por el propio Camacho, que las fuerzas de seguridad del Estado habían cerrado un “acuerdo” para no controlar las movilizaciones en contra del gobierno de Evo Morales.
“Fue mi padre quien cerró con los militares para que no salgan”, reveló Camacho a un grupo de personas en diciembre de 2019. La confesión fue grabada en vídeo teléfono.
En tanto, la jerarquía católica, prescindiendo del primer poder del Estado, en reunión secreta con actores políticos de oposición y embajadores, sin la presencia de la mayor fuerza parlamentaria del país, definía que Jeanine Áñez, una senadora marginal, tome el mando del país.
Esa trama conspirativa se plasmó en la reunión secreta en la Universidad Católica Boliviana (UCB) el 10 de noviembre de 2019. A la reunión asistieron emisarios de Camacho, Carlos Mesa, de la jerarquía católica y del Conade de Waldo Albarracín. Ese día la llaman por teléfono a Áñez para ofrecerle la primera magistratura.
La exministra Teresa Morales señaló en su momento que la “conspiración” ocurrió el 10 de noviembre, el mismo día en que la oposición eligió a Áñez como cabeza del futuro régimen.
“Carlos Mesa debió convocar a Adriana Salvatierra para que ella llame a elecciones a corto plazo porque ella era la sucesora por Constitución. En lugar de eso, jefes de oposición, encabezados por Mesa, pactaron con Añez”, remarcó la exautoridad a medios televisivos.
En esos días, Luis Almagro, de la OEA, inflamó los aprestos golpistas con un informe que no pudo sustentar técnicamente mientras la Argentina de Mauricio Macri y el Ecuador de Lenin Moreno se alistaban para enviar equipo bélico para respaldar al régimen inconstitucional.
La reunión secreta en la UCB
El 10 de noviembre la jerarquía católica convocó a actores políticos y diplomáticos a una reunión en la UCB, pero excluye al gobierno y al MAS.
“(…) entre los facilitadores al diálogo estuvieron presentes por la Conferencia Episcopal Boliviana: el Secretario General, Mons. Aurelio Pesoa; el Obispo de El Alto, Mons. Eugenio Scarpellini; el Obispo Auxiliar de El Alto, Mons. Giovani Arana; el Secretario General Adjunto, P. José Fuentes Cano, y Juan Carlos Nuñez; por el cuerpo diplomático: el embajador de Brasil, Octavio Henrique Cortes; el embajador de la Unión Europea, León de la Torre; el embajador de España, Emilio Pérez de Ágreda; y el exembajador de España, Carmelo Angulo; por los comités cívicos estuvo presente Jerjes Justiniano (enviado de Camacho); por el CONADE, Waldo Albarracín y, por parte de Comunidad Ciudadana, Ricardo Paz (asesor de Carlos Mesa)”, indica el “Informe–Memoria de los Hechos del Proceso de Pacificación en Bolivia”, ocurridos entre octubre 2019 y enero 2020, que fue presentado por la Secretaría General de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB).
En esa reunión secreta, se le ofreció la presidencia a Jeanine Áñez.
El relato del documento de la CEB es el siguiente: “Áñez era la segunda vicepresidenta del Senado y no había presentado su renuncia. En mérito al Reglamento Interno del Senado y la configuración de su directiva, le correspondía reemplazar a la presidente saliente y al primer vicepresidente que también había renunciado.
En conclusión, Áñez se hallaba jurídicamente habilitada para ocupar inmediatamente el cargo de presidente del Senado. Desde la sala de reunión, ante las dudas de todos y, a petición de los presentes, Ricardo Paz tomó contacto con la senadora Jeanine Áñez, vía telefónica y con micrófono abierto le preguntó acerca de su disponibilidad para asumir la presidencia del Estado. Ella respondió: ‘si es para servir al país, aquí estoy’».