México está viviendo su segunda ola de coronavirus como una montaña rusa, llena de contrastes y tensiones políticas. Por un lado, aviones repletos de turistas procedentes de todo el mundo, que se dirigen a Cancún y al Mar Caribe. Por otro lado,médicos y funerarias agotados y al borde de sus capacidades.

También los gobernantes envían señales contradictorias: mientras que el jefe virólogo Hugo López Gatell fue visto sin mascarilla en un restaurante durante las vacaciones navideñas, gobernadores, como el de Puebla, prohibieron el alcohol para evitar fiestas o encendieron el semáforo rojo, como en Ciudad de México, lo que supuso que la mayoría de tiendas y establecimientos se vieran oblidados a cerrar. Esto, a su vez, enfureció a los empresarios. «Abrimos o morimos» es el lema de la hostelería, que se opone a la normativa de cierre.

«Nuestras camas están llenas»

El número de víctimas por la pandemia sigue aumentando: el martes, según informes oficiales, hubo 14.395 nuevas infecciones y se produjeron 1.314 muertes en 24 horas. “Nuestras camas están casi todas ocupadas, con 170 pacientes gravemente enfermos y 113 pacientes con Covid con ventilación artificial”, afirmó el director del hospital de vías respiratorias más importante de la Ciudad de México, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), Jorge Salas Hernández, a los medios de comunicación.

Entre tanto, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se presentó de buen humor ante la prensa, sin mascarilla, como hace todas las mañanas, y ordenó la aprobación de emergencia de la vacuna rusa Sputnik. Para fines de abril, se vacunarán 15 millones de jubilados en México. El objetivo declarado del gobierno es reducir la tasa de mortalidad por COVID-19 en un 80 por ciento. Claudia Sheinbaum, alcaldesa de la capital, no tiene, en cambio, motivos para sonreír. Ella no comparte el optimismo del presidente, y hace referencia a la situación actual de los hospitales. Solo un diez por ciento de las camas está disponible.

Críticas de los gobiernos regiones

La pandemia ha agudizado las tensiones entre el gobierno y los gobernadores, incluidos los de la coalición gobernante, aclaró el periodista Raymundo Riva Palacio: «Para los gobernadores, que ven los muertos con apellido, estos no son parte de la estadística», escribió en el diario «El Financiero». También hay un creciente descontento con la política de coronavirus entre los empresarios, sobre todo la mediana empresa.

“Implementamos todos los requisitos de higiene, redujimos la capacidad de nuestros restaurantes al 30 por ciento, tomamos la fiebre, distribuimos gel desinfectante, y aún así, tenemos que volver a cerrar. Los negocios informales en las calles continúan sin que nadie se queje por la falta de mascarillas o la multitud”, se quejó ante DW Raúl Ramírez, propietario de la cadena de restaurantes El Bajío. «Hemos agotado nuestro capital, ya no conseguimos préstamos, pero a los políticos no les importa. Lo que más importa es que parezca que están haciendo algo. Nos sentimos chivos expiatorios», dijo Ramírez.

La pandemia como factor de poder

Ramírez cree que solo en Ciudad de México hay unos 600.000 empleos que dependen de la industria hotelera. No hay apoyo para los propietarios, criticó. Alrededor de 100.000 empleados recibieron una ayuda puntual de poco menos de 100 euros del Estado. «Sería más sensato dejarlos trabajar, y utilizar los pocos recursos fiscales en aumentar el número de camas», argumentó el restaurador.

Para la senadora y experta en salud Alejandra Reynoso, del partido opositor conservador PAN, el presidente López Obrador no tiene una estrategia sanitaria, sino que ve la pandemia bajo la lupa de sus ambiciones políticas. «La usa para expandir su poder», dijo en entrevista con DW.

«Le viene como anillo al dedo para afianzar la cuarta transformación. Quiere tener el control absoluto de todo, el control de la vacunación, de los recursos, de los pobres», criticó Reynoso. Un ejemplo de ello es la campaña de vacunación que acaba de comenzar. Esto irá acompañado de propagandas televisivas en los que se presenta a la vacuna como obsequio del partido presidencial, Morena. La vacunación tampoco es coordinada por el Ministerio de Salud, sino por los delegados regionales de Morena.

Con ellos, López Obrador creó una estructura política paralela a los gobernadores al inicio de su mandato a fin de repartir los beneficios sociales del gobierno central y ampliar la base electoral.

En junio se eligirá al Parlamento mexicano, a 15 gobernadores y a casi 2.000 alcaldes. En muchos lugares, la oposición se ha unido para romper la supremacía de Morena. «La pandemia fue manejada con criterios 100 por ciento políticos, no de salud o prevención», opina Reynoso.

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