La XXVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno comenzó este miércoles en el Principado de Andorra con una exhortación a los países miembro para que trabajen de manera solidaria en la recuperación transformadora, más rápida, equitativa y sostenible de los efectos de la pandemia del COVID-19.

“La posibilidad tan temida de otra década perdida tiene que ser sólo un pronóstico entre muchos, no un destino y en nuestras manos, queridos mandatarios, y en la solidaridad internacional, sigue estando la llave para que ese pronóstico no se cumpla, sigue estando la llave para una recuperación transformadora, más rápida, más equitativa y más sostenible”, manifestó la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan.

Según Grynspan, la pandemia por el COVID-19 ofrece la posibilidad de aprender las lecciones correctas para apreciar el valor de los cuidados, el costo de las desigualdades y la inevitabilidad de las interdependencias.

Asimismo, mencionó que ofrece la oportunidad de reabrir mejores escuelas que las cerradas, sacar a más gente de la pobreza, la recuperación del empleo formal, digital y resiliente, y de urdir nuevamente el tejido empresarial con “hilos nuevos, más incluyentes, más sostenibles y más fuertes.

“La oportunidad de universalizar la salud y la protección social, y la oportunidad de regenerar nuestras democracias con nuestros jóvenes y nuestras mujeres”, acotó.

La autoridad internacional recordó que los países de la región precisan “continuar juntos” en el hallazgo de los problemas que le importan a la gente, porque siguen sumidos en una coyuntura difícil que obligó a tomar decisiones sin información, certidumbre, herramientas, recursos y descanso.

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