Sputnik conversó con el embajador de Argentina en Bolivia, quien destapó el caso de contrabando de municiones entre los gobiernos de Mauricio Macri y Jeanine Áñez, luego del golpe de 2019. Su respuesta a quienes lo acusan de intervenir en la política local.

El embajador de Argentina en Bolivia, Ariel Basteiro, descubrió el tráfico ilegal de armamento entre ambos países, cuando eran gobernados por Jeanine Áñez (2019-2020) y Mauricio Macri (2015-2019). A partir de una simple nota de agradecimiento firmada por un militar golpista, se destapó uno de los casos más resonantes del año, que involucra judicialmente a exautoridades y militares de una y otra nación.

Sectores de la oposición actualmente critican a Basteiro y lo tildan de «entrometerse en los asuntos internos» de Bolivia al impulsar esta denuncia. No es para menos: el destape del caso de contrabando de armas amenaza con destruir el futuro político no solamente de Macri, también de su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a quien se pretende instalar con fuerza como la delfín del macrismo.

Lejos de llamarse a silencio, el embajador resaltó que su deber como funcionario público es dar a conocer el rol del Gobierno argentino luego del golpe: «Me causan gracia los dichos de Gerardo Morales [gobernador macrista de la provincia argentina de Jujuy]. A mí me hace responsable, dice que la denuncia fue un invento mío. Mirá qué invento, que aparecieron las armas y apareció todo», dijo Basteiro a Sputnik en la Embajada de su país, situada en el barrio paceño de Sopocachi.

En un principio, la denuncia de Basteiro fue desacreditada por las oposiciones, tanto de Argentina como de Bolivia. Pero con el transcurrir de los días, nuevas pruebas aparecieron para indicar que efectivamente el Gobierno de Macri ayudó a la presidenta autoproclamada Áñez a mantenerse en el poder violentamente, luego del derrocamiento de Evo Morales (2006-2019), el 10 de noviembre de 2019.

«Toda la información está sobre la mesa y es muy contundente. La denuncia nunca pudo haber sido una operación política, cuando están involucrados dos estados, varios ministerios de ambos estados y hay documentación de todo tipo», que avala las denuncias investigadas por las justicias de Argentina y Bolivia.

Los macristas que observan su desempeño «no quieren hacerse cargo de los errores del Gobierno del cual formaron parte. Quieren matar al mensajero: se la agarran con el que dio a conocer la noticia, no con los que cometieron el delito», consideró Basteiro.

Aprovechó para repudiar la detención de la líder social Milagro Sala, quien estaría presa por una jugada del lawfare jujeño: «Morales demuestra cuáles son sus condiciones éticas al mantener en prisión a Milagro Sala de manera antojadiza».

Y agregó: «Por más que la justicia de Jujuy siga inventando causas, toda Argentina sabe que son causas infundadas, porque no tienen elementos para tener a una persona presa cuatro años».

El embajador también le respondió a su predecesor, Normando Álvarez García, quien está fuertemente implicado en el caso de contrabando dado que estaba a cargo de la Embajada cuando llegó el armamento, el 12 de noviembre de 2019.

«Normando Álvarez García me trata de ‘policía‘, cuando ellos regalaron irregularmente armas -a través del contrabando- a la Policía boliviana para que reprima y mate a gente. ¿Y el policía soy yo?», preguntó Basteiro.

«Solo cumplí con mi responsabilidad como funcionario público: si encuentro información que demuestra que pudo haber un delito, tengo que denunciarlo. Eso es trabajar con la verdad. No escondiendo y mintiendo, como hicieron ellos», afirmó.

Finalmente, el embajador respondió a grupos de militares retirados de Bolivia, quienes se refirieron al argentino como un «personaje debe ser declarado persona non grata». Son los mismos que meses atrás, cuando Luis Arce asumió la presidencia, acudieron a las puertas de los cuarteles para rezar por un nuevo golpe de Estado.

Según Basteiro, ellos «están haciendo causa común y defendiendo a sus iguales. Tienen un concepto bastante curioso de lo que es la justicia. Cuando uno descubre un delito ¿se supone que hay que esconderlo y no decirlo? Me parece irreflexiva totalmente la actitud de estas personas».

Y expresó: «Me hacen comprometer más con seguir buscando la verdad y, obviamente, tratando de reparar en parte el daño que Argentina le hizo a Bolivia mandando municiones y acompañando a un Gobierno que se autoproclamó de manera irregular, sin cumplir los parámetros constitucionales de Bolivia».

Por ello, para el embajador no hay dudas de que «fue claramente un golpe militar, porque fueron tres los generales que pidieron a Evo que renunciara, justo cuando en toda Bolivia se atacaba a militantes» del Movimiento Al Socialismo (MAS), así como a familiares de ministros y legisladores. «Con la Policía amotinada y jugando para el golpe también», resaltó.

Represión de contrabando

El 8 de julio pasado, los gobiernos de Arce y de Alberto Fernández, en Argentina, dieron a conocer una sencilla carta de agradecimiento firmada por Jorge Terceros Lara, comandante de la Fuerza Aérea durante los días del golpe. Dirigida al entonces embajador argentino, Álvarez García, destacaba el apoyo del Gobierno de Macri al mandar miles de balas de goma y gases lacrimógenos para reprimir al pueblo boliviano que exigía respeto a la democracia.

Terceros Lara actualmente está preso por su participación en el golpe, así como otros 13 camaradas y funcionarios de Áñez, además de ella. En un primer momento, sus abogados dijeron que la carta era falsa. Pero a las pocas horas comenzaron a aparecer más documentos, en ambos países, que demuestran la existencia de la carga.

Hasta estos días siguen apareciendo evidencias de la colaboración de Macri con el régimen de Áñez. Incluso fueron halladas parte de las municiones, que no llegaron a usarse. «Fueron guardadas en cajas que decían ‘guantes'», comentó Basteiro.

Y contó que horas antes de esta entrevista, el Ministerio de Defensa boliviano había presentado una nueva nota de constancia «de que el material ingresó a la Fuerza Aérea. Pero es una nota irregular, porque no tiene sellos ni está el nombre del oficial o suboficial que hace el ingreso. Es otro dato importante, porque no es tan solo la carta de agradecimiento de Terceros Lara».

Según esta nota de la Fuerza Aérea, recibieron 40.000 cartuchos de balas de goma, sobre un total de 70.000 que habrían llegado de Argentina. También se menciona la recepción de seis diferentes tipos de gases lacrimógenos, en forma de spray y granadas.

La punta del ovillo

«La causa que surge a partir de la nota que encontramos acá, en la Embajada, fue la punta del ovillo, que permitió posteriormente reunir información que se destapó a partir de ese hecho», dijo Basteiro. En Argentina, el Ministerio de Seguridad pudo develar el recorrido del armamento hasta que fue despachado en avión hacia Bolivia.

«Empezaron a aparecer testigos, que han confirmado que parte del cargamento quedó en el hangar de la Fuerza Aérea de los Diablos Negros [en la ciudad de El Alto]. Otra parte se fue en una camioneta de la Policía», informó el embajador.

«Dijeron que la nota que habíamos encontrado era falsa. Después encontraron la nota original en el archivo de la Fuerza Aérea. Después dijeron que el cargamento se había usado para entrenamiento. Pero los propios gendarmes indicaron que no habían entrenado», relató Basteiro.

«La justicia ya tiene elementos probatorios para iniciar causas judiciales, imputar y procesar a los responsables», agregó. Y detalló que en Argentina quedaron involucrados el expresidente Mauricio Macri, la exministra Bullrich, el exministro de Defensa Oscar Aguad, el entonces embajador Álvarez García y cuatro oficiales de la Gendarmería argentina.

«Hay muchos imputados. Por eso en Argentina se inició un proceso por contrabando agravado, acá en Bolivia por tráfico de armas. Incluso Bolivia no descarta avanzar con denuncias a nivel internacional por el envío de armamentos», afirmó.

Un golpe transnacional

Además de las evidencias del despacho de armamento desde Argentina, también llegaron municiones de Ecuador, entonces gobernada por Lenin Moreno (2017-2021). Además, estuvieron representantes de la Embajada de Brasil y de la Unión Europea en la reunión -transcurrida en la Universidad Católica Boliviana- donde se decidió que Áñez sería la nueva presidenta. ¿Con estos datos alcanza para afirmar que hubo un concierto internacional en torno al golpe de 2019?

«Yo creo que sí. Es muy claro que el Grupo de Lima estableció la necesidad de terminar con el último Gobierno que no había sido atacado, ya sea a través del lawfare, a través de golpes parlamentarios, o a través de meter un topo en la lista presidencial», enumeró Basteiro.

Y explicó que en Bolivia no podrían haber dado un golpe parlamentario, porque dos tercios de los legisladores eran del MAS. «No pudieron derrocarlo a través del lawfare, a pesar de que a Evo hasta le inventaron un hijo, también le hicieron una serie de denuncias que nunca pudieron ser demostradas».

El embajador recordó que dos meses antes del golpe se iniciaron incendios en la región de la Chiquitanía, departamento de Santa Cruz (este), «que sirvieron fundamentalmente para esmerilar la figura presidencial, resaltando la ineptitud teórica del Gobierno para controlar los fuegos».

En Santa Cruz, las protestas ciudadanas contra los incendios derivaron en los primeros pedidos de renuncia de Morales: «Todo eso demuestra que hubo un plan llevado adelante desde vaya uno a saber dónde, con el cual se intentó terminar con todos los gobiernos en la región, a excepción de Venezuela, que resistió», dijo Basteiro.

Pero «en Argentina se sacó al Gobierno a través del lawfare, también en Uruguay. En Brasil hubo un golpe parlamentario, como en Paraguay. En Ecuador pusieron a una persona que traicionó al programa y todos los compromisos establecidos», mencionó.

«Como acá no podían hacer nada de eso, echaron mano a la metodología del golpe militar tradicional, como se conoció en América Latina en las décadas del ’70 y ’80», sostuvo Basteiro, quien tiene una relación muy cercana con Bolivia. Ya había sido embajador entre 2012 y 2015, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.

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