A man casts his vote during a voting simulation at a polling station, amid the coronavirus disease (COVID-19) outbreak, in La Paz, Bolivia October 9, 2020. REUTERS/David Mercado

El escenario político nos presenta un nuevo desafió, se trata de consolidar la democracia como sistema de vida y práctica cotidiana. La segunda vuelta de las elecciones subnacionales definirá cuatro gobernaciones en el país y que tiene en sí misma, el contenido de lo que podemos llamar democracia.

Es posible que no estemos de acuerdo con los candidatos que hoy son representantes del MAS-IPSP, que tengamos reparos respecto a sus programas y ofrecimientos; pero es necesario abrir el panorama y ver que esta segunda vuelta interesa a la región (América Latina – Abya Yala) y al mundo.

Hace tiempo que Bolivia se encuentra en el tablero mundial de la geopolítica, por su capacidad de resistencia a los embates neoliberales, por la fuerza de sus movimientos sociales que no han permitido que volvamos a convertirnos en un “patio trasero” pese al último intento que fue el golpe de noviembre del 2019.

Como país somos un referente de lo que un pueblo puede ser capaz cuando tiene claridad en su horizonte histórico, cuando tiene el instrumento político, conductor de este proceso. El Vivir Bien es la apuesta que desafía al pensamiento político occidental y propone una nueva manera de entender la vida, lejos del capitalismo salvaje. Ahí radica la importancia de volver a ganar en estas cuatro gobernaciones, porque una victoria es un revés para los imperialistas y para sus agentes internos.

Uno de estos agentes que opera desde el 2019 es Carlos Mesa, que tras su fracaso en las elecciones nacionales, pide a ciudadanos que el voto del próximo domingo sea contra el partido en función de gobierno, propuesta antidemocrática que no será recibida por la población porque conoce su pasado.

De ahí que las razones políticas, ideológicas, sociales y económicas, que exigen una victoria para quien ganó contundentemente en octubre de 2020, se pueden enumerar por cada departamento de la siguiente manera:

En el caso de Chuquisaca, se tiene que derrotar definitivamente, el pensamiento feudal-colonial, que aqueja a gran parte de la ciudad de Sucre y a muchas capitales de provincia donde se asientan los viejos “finqueros” con pretensiones de nobleza y que han mantenido relaciones de dominación sobre las estructuras comunitarias. Ganar en Chuquisaca es derrotar al fascismo, que quiso gobernar sólo una parte de la ciudad de Sucre considerada como civilizada.

La Paz, departamento con una densidad de población aymara, necesita un gobierno departamental, que apoye las políticas de Estado, que gobierne de manera armónica con el gobierno central y le devuelva la pujanza económica y la construcción de un departamento que sintetiza la sociogeografía de Bolivia, en esa medida construir un departamento plurinacional e intercultural.

Tarija, ya no es “tu tipo andaluz”, tiene su propia identidad y también allí la interculturalidad, está rompiendo la monotonía de una cultura provinciana, en el sentido de reducida y en manos de familias con poder económico, o de políticos con una capacidad camaleónica, en su práctica ideológica.

Las políticas del Estado Plurinacional implementadas, han construido un departamento con capacidad industrial, especialmente en el tema del gas. Intereses económicos regionales han tratado de impedir el desarrollo de esa potencia, porque claramente el Estado y no unas cuantas familias, será en el mediano plazo quién defina el desarrollo económico, desplazando las oligarquías coloniales.

Brasil es un vecino que tiene un pueblo, que sabe de la marginación, racismo, exclusión de pueblos originarios, por eso el departamento de Pando es un punto geoestratégico y requiere de una autoridad que le permita desarrollar esa potencia estratégica juntamente con el gobierno central. Pero además es uno de los pocos lugares en el mundo depositario de un ecosistema que debemos preservar.

Más allá de garantizar la gobernabilidad del gobierno central, la segunda vuelta se presenta como un desafío para derrotar nuevamente a los golpistas y su proyecto fallido, que como quedó demostrado fue planificado y ejecutado desde los intereses de dos viejos imperialismo: Inglaterra y Estados Unidos, por supuesto apoyado por el Ministro de Colonias, Luis Almagro y el gobierno de Jair Bolsonaro, a ellos debemos decirles que seguimos de pie.

*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *