En los últimos días, la prensa boliviana tradicional ha puesto en tela de juicio, a través de sus analistas y periodistas, las medidas de orden económico que viene realizando el gobierno del Presidente Arce, ya que muchas de estas medidas buscan priorizar el consumo interno y encontrar mecanismos para mejorar las recaudaciones del aparato gubernamental a partir de impuestos que estarían afectando a los que más tienen.

Inadvertidas, para muchos de los que opinan, han estado las medidas que vienen dándose en el parangón de los críticos opositores al gobierno del MAS, la panacea de los inversores acaudalados, cuna de muchas crisis económicas que ha sufrido nuestro planeta; de donde su Presidente, recientemente posesionado, es el demócrata Joe Biden.

El nuevo gobierno de los Estados Unidos viene preparando un paquete de medidas de orden impositivo que van a afectar a los ricos de ese país, pero de seguro nadie ha salido a los medios norteamericanos a acusar al gobierno de “ahuyentador” de capitales, o peor aún,  de ser un “defenestrador” de la poderosa economía gringa; esto, por ir en contra de los intereses de los que el 2020 incrementaron su fortuna por encina de 540 mil millones de dólares, tal como afirma el informe presentado por OXFAM, “El virus de la desigualdad”, el 25 de enero de 2021.

Fuera del sarcasmo con el que inicié, es necesario puntualizar algunos aspectos que clarifican la importancia que ha surgido en las economías de los países sobre las acciones de un Estado que debe mostrarse mucho más agresivo en términos de su política social y empezar a generar mecanismos de redistribución de recursos; esto, a raíz del impacto que ha tenido la pandemia en la economía de muchas familias, principalmente de clase media, mismas que han visto desaparecer sus ahorros y bienes, como coletazo de un ascenso acelerado del desempleo y la baja capacidad de los sistemas públicos de salud para atender un fenómeno social como lo ha sido y es el COVID–19.

Biden presentará al Congreso de su país, bajo la premisa de “los de arriba no están haciendo su parte”, refiriéndose a los ricos de su país; un grupo de medidas que incluyen incrementar los ingresos gubernamentales por un monto de $us 2,1 billones, aumento de la tasa impositiva para los que ganan por encima de los $us 400 mil, impuestos sobre las ganancias de capital, impuesto federal al patrimonio, incremento de los impuestos a empresas, entre otras. Todas estas medidas dejan fuera al 90% de sus contribuyentes, siendo un paquete estrictamente para los que tienen más recursos.

En Bolivia, la recuperación de la economía ha dado sus primeras señales, comercios que surgieron con el milagro económico de los 14 años, han mostrado sus primeros números positivos, como es el caso de negocios de comida y supermercados; al igual que la balanza comercial ha mostrado un superávit después de mucho tiempo. Por otro lado, los ahorros y los créditos en los bancos están sufriendo incrementos interesantes, esto como resultado de medidas que están incrementando el consumo de los que menos tienen y fortaleciendo la oferta de productos a través de acceso a créditos a empresas que usen materia prima nacional en vez de importarla.

Al parecer, algunas recetas han sido transferidas desde Bolivia hasta el país del norte, y que la aplicación de estas medidas, puede ser útil contra la desastrosa economía que nos ha dejado la pandemia. Biden deberá ir con cuidado si no quiere que nuestros analistas terminen criticando el tan añorado sueño americano.

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